Ayer estuve en Zamora visitando al maestro.
De ésta, su maquinita de escribir, han salido versos como estos:
Un amor, un amor
como un prado de heno
polvorado de malvas,
un amor se me ha
levantado al pasar
por el vello del pecho
desde el ombligo a la garganta.
Huye el tren: huirán
los años como bandada
como un prado de heno
polvorado de malvas,
un amor se me ha
levantado al pasar
por el vello del pecho
desde el ombligo a la garganta.
Huye el tren: huirán
los años como bandada
de patos sobre las lagunas
secas de mi cara;
se borrarán los nombres
de las blancas vías
de hierro de mis nervios
de la Flandes baja.
De nada servirá
que mis ojos registren
allá al fondo la tristeza
de cinco vacas acostadas
y aquel entretejerse vivo
de troncos derechos
de abedules en zarabanda.
No, seguramente
de nada. Para nada
servirá que a mis labios suban
del verde mediodía nubloso
de la hora sin pena ni gloria
unas cuentas de collar
de agavanzas de palabras
para conmemorar la vida
para rememorarla.
Y sin embargo,
valga para lo que valga,
un amor, un amor
como un prado de heno
polvorado de malvas,
un amor se me ha
levantado al pasar
por el vello del pecho
desde el ombligo a la garganta.
(Agustín García Calvo)
secas de mi cara;
se borrarán los nombres
de las blancas vías
de hierro de mis nervios
de la Flandes baja.
De nada servirá
que mis ojos registren
allá al fondo la tristeza
de cinco vacas acostadas
y aquel entretejerse vivo
de troncos derechos
de abedules en zarabanda.
No, seguramente
de nada. Para nada
servirá que a mis labios suban
del verde mediodía nubloso
de la hora sin pena ni gloria
unas cuentas de collar
de agavanzas de palabras
para conmemorar la vida
para rememorarla.
Y sin embargo,
valga para lo que valga,
un amor, un amor
como un prado de heno
polvorado de malvas,
un amor se me ha
levantado al pasar
por el vello del pecho
desde el ombligo a la garganta.
(Agustín García Calvo)
Vivo estará siempre tu corazón, viva tu razón,
fuera del tiempo, en unos versos.
Fuera de tí, fuera de mí,
aunque nos marchemos muy lejos.
Y otros que por sus lineas pasen los ojos,
en ellos, tú - yo, de nuevo, nos encontraremos.
Fuera del tiempo, en unos versos.
ayer? y hoy esta noticia?
ResponderEliminarpreciosos versos para recordarle
Sí, ayer, que sigue siendo hoy, pues aún queda en mi mano el calor de la suya; el de su frente en mis labios; sus palabras en mi corazón. ¿Y la mirada? ¿Dónde ha quedado su mirada? No sé dónde ha quedado, pero aquí sigue y me hace sonreir.
EliminarBueno Beatriz, muchas gracias por el espectáculo, acabo de leer que ha fallecido Agustín... queda este domingo el recuerdo de su palabra, en tu voz.
ResponderEliminarUn abrazo.
Eduardo San Pedro
Ahora las palabras del Maestro permanecerán flotando en la bruma de la inmortalidad
ResponderEliminar