Muchas son las veces que, repartiendo papelitos por la calle con la información del espectáculo, surgen encuentros entrañables, curiosos, mágicos, agradables... con personas desconocidas con las que solo te habrías cruzado. Esta mañana interrumpí a una chica en la labor de desatar el candado de su bici para darle uno de ellos. Me sorprendió que tomara tanto interés, esto nos llevó a hablar bastante sobre el espectáculo y de lo que lo mueve desde abajo; también ella me contó que hacía joyería, que en ella trataba de imprimirle poesía. Me mostró un colgante (en la foto) que llevaba puesto y la historia que guardaba: esta silla reproduce una de las sillas que había en casa de sus padres cuando era pequeña, concretamente, a esta, la llamaba "la silla de la reina". Cada silla correspondía en su imaginación y juegos de infancia a un personaje o situación. Ahora, muchos años después, he resultado ser la "reina" de las fantasías de aquella niña puesto que aquella silla cuelga ahora de mi cuello (terminé comprando yo el colgante) y me da asiento para ser espectadora de su propia historia. Para mí, el espectáculo, empieza cuando salgo a la calle en busca del espectador, pero me pregunto quién es "realmente" el espectador.
Os dejo la web de esta joyera, niña soñadora, artesana de historias en plata: http://lirujoyas.blogspot.com
Ester de mi vida...yo desde luego...me declaro "espectador " de todo lo tuyo, y me cuelgo en esa sillita para jugar... A mi me gustó una vez oír a un director que adoro, que el teatro lo hacía dirigido a una persona sola, a cada una. Siempre hay alguien, uno por lo menos, que va a ser un verdadero espectador. Y me parece que es bastante parecido a uno mismo...¿luego va a ser verdad eso que dicen; que el actor es actor porque es capaz de hacer algo y ser el mismo el primer espectador de lo que hace...Vamos que eres un laboratorio andante y maquillao...jajaja
ResponderEliminarun beso enorme y largo...como una manta.
maikel
Cuando comenzaba en esto del teatro, uno de los veteranos me dio el consejo de que, cuando saliera al escenario,actuara pensando que siempre se encontraba entre el público alguien que veía y vería todas las funciones que representara. Lo que contabas de aquel director tuyo, Maikel, me recordó en algo a esto. Esos sabios consejos que los mayores nos regalaron en su momento y que acompañan desde entonces!
ResponderEliminarsalimos a jugar al cucú tras...
ResponderEliminarSí, eso... ¡Cu cú!
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