sábado, 5 de abril de 2014

Un nuevo experimento

Ayer quería atender a dos cosas antes de ir al teatro: repasar el texto y repartir papelitos de información a la gente por la calle. No me daba tiempo a las dos cosas, así que, las junté. Así surgió un nuevo experimento, una nueva acción marketiniana que funcionó muy bien, sobre todo porque me permitió jugar a algo nuevo. También supuso para mi un nuevo reto como actriz: rompí verguenzas y con ello posibilité que el escenario se me abriera a cada paso: en la calle, en el bus...); la acción, además, logró despertar bastante curiosidad en el público. Algunos me miraban como si yo fuera una loca, pero otros -los más- lo recibían con mucho gusto, me sonreían y miraban seguidamente el papel a ver de qué se trataba.
La cosa fue que empecé a repasar el texto en alto, interpretándolo como en escena (de manera más íntima, claro está, ajustándome a la cercanía de la gente, pero interpretándolo con todos sus matices) y me dirigía a la gente con la que me cruzaba -tanto a grupos como a individuos- hablándoles desde el personaje que tocaba en cada momento, mejor dicho, él era el que les hablaba mientras yo les ofrecía el papelito. Así me fui andando hasta el teatro. 2 horas se fueron en este agradable paseo performáncico. El itinerario tuvo inicio en Acacias, pasando por Lavapiés, Argumosa, Cuesta de Moyano, Retiro, Narváez..., allí cogí el Circular hasta Diego de León- finalizando en Martinez Izquierdo, 20: Teatro Guindalera). Pienso repetir.

Cuesta de Moyano

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